miércoles, agosto 25, 2010

El papel de la libertad




“Quiero más una libertad peligrosa que una servidumbre tranquila”.
Mariano Moreno

La mañana del miércoles 25 de agosto del 2010 comienza como el triste preludio de una guerra de intereses a los que nada le importa la libertad, la pluralidad, y mucho menos la labor periodística. Actores poderosos ponen de manifiesto sus fines más por hacerse de un negocio que esta en franco retroceso alrededor del mundo.
Desde hace años la emisión de diarios enfrenta la caída mundial puesto a competir con la inmediatez de los medios audiovisuales. Internet, la televisión y, en menor medida la radio, fueron restándole a la grafica lectores que enbuidos en la “falta de tiempo” se vuelcan al poder de la imagen y a los artículos digitales.
En medio de la era de la digitalización la Argentina se enfrasca en una pelea feroz por la posesión del comodity del papel para la emisión de diarios, la empresa conocida como Papel Prensa.
Desde hace mas de treinta años el insumo necesario para realizar un emprendimiento grafico esta en manos de los conglomerados periodísticos con mas tirada llevando al resto de los competidores a padecer una situación de desventaja comercial muy importante.
Página 12 (antes de ser absorbida por Clarín y quien ahora parece prestar su lealtad al oficialismo) fue una de las victimas de estos manejos durante la infame década del noventa. Situación, que de ser puristas, lo coloco en un déficit que propicio su venta posterior al multimedio Clarín.
La concesión original del negocio del papel se realizo en pleno gobierno de facto y las practicas monopolicas comenzaron casi de inmediato pero la misma clase dirigente que hoy denuncia mantuvo un silencio respetuoso hasta que alla por el 2008 en medio del conflicto del campo rompen relaciones.
Entonces se desató en la Argentina una batalla de egos en la cual los roles de victimas y victimarios se intercambian y confunden con una inusitada habitualidad. Y en medio de tamaña puesta en escena se ensamblan con crueldad los crímenes de lesa humanidad de una forma banal y despiadada que nada tiene que ver con el valor real de la memoria y la justicia.
Hoy no esta en peligro la libertad, hace años que la libertad tiene precio y se compra, se vende o se silencia a placer y gusto. Pero aun así, la práctica denunciante en manos del Estado lo convierte en un espejo irregular del absolutismo que tanto repudia y allí en donde se debe marcar un alto.
El Estado, del cual forma parte el gobierno no debe comerse su propia cola en posturas intransigentes y actos proselitistas que lejos de poner frente a la sociedad hechos fundamentales se vuelven gestos demagógicos que le quitan credibilidad y respeto.
La transparencia de quien detenta el poder no debe negociarse jamás para no volver sobre los pasos de la democracia que tanto nos costo conseguir. Para eso esta el congreso, con todos sus crisoles y la justicia, con todas sus imperfecciones, pero allí están, formando parte de una republica joven que aun esta aprendiendo “ser” pero para alcanzar un desarrollo institucional verdadero es necesario ejercer la libertad aun en el disenso.