jueves, septiembre 25, 2008

UNA CRIATURA CELESTIAL

Anne Perry es una de las escritoras policiales contemporáneas más exitosas. El aplomo con el que narra sus intrigas de época forman parte un estilo clásico, rico en descripciones culturales y políticas que seducen al lector con mucha habilidad.

Incorporada dentro de los escritores más típicos del género como Conan Doyle o Agatha Christie, Anne Perry es igual de prolífica y constante en la creación del arquetipo de sus asesinos, nunca sus homicidas son seres desbordados por una enfermedad mental.

Perry se caracteriza, también la grafomanía constante que la ha llevado a publicar más de 50 títulos y que suele ser la principal característica de los escritores modernos que pueden vivir de su talento.

Como muchos de los aficionados a la novela policial suelo intercambiar relatos del genero con novelas de otro estilo y casi siempre me encuentro alternando Anne Perry con Abelardo Castillo, Arturo Perez Reverte o Pablo De Santis. Y como casi todos aquellos que dejan algo de lado su vida social para dar paso a las comodidades cibernéticas, suelo comprar libros on line, aun a costas de temer que roben dinero del banco o carguen carisimos viajes en mi tarjeta de crédito.

El desistir de las librerías se debe a que muy pocas conservan el encanto del trato personalizado y aun muchísimas menos cuentan con vendedores que hayan leido algo mas que los manuales del colegio primario. La decadencia de un trabajo tan delicado como la recomendación literaria cayó en desuso en los tiempos de mercadeo y el consumismo que consideran mas importante un empleado joven y prescindible que uno experimentado y menos desechable.

Tal vez todo esto sea una simple excusa para comprar desde casa y repeler el contacto con el mundo exterior aunque no creo que mi extraña personalidad llegue a tanto.

Volviendo a Perry uno de los últimos libros que compre electrónicamente fue “A la sombra de las guillotinas”, un corto relato sobre la revolución francesa que ahonda en la vida de una joven sirvienta a la que la muerte de su hijo la pone de cara con el deseo de venganza y el abrumador clima político circundante.

El efímero cuento fue de por si intrigarte pero mas aun lo fue la solapa de su edición en donde se leía: “Anne Pery (Juliet Marios Hulme) nació en Blackheath, Londres en 1938. Durante su adolescencia trabo amistad con Pauline Parker, relación que acabaría con el trágico asesinato de la madre de esta. Luego de cumplir cinco años de condena, Juliet se convierte en Anne Perry”.

Fiel a la conducta del enigma la escritora en si, su pasado, formaban parte de una intriga escrita en la solapa por algun editor infame destinado a plantar en la mente del lector la inevitable idea de que todo aquel que escribe un policial es la expresión de un criminal o un detective frustrado.

Las suposiciones del editor demostraron ser fundadas. En pocas horas el beneficio de Internet dio con los datos biográficos que completaban la vida de Perry. Su amistad con Pauline Parker fue retratada en el año 99´por Peter Jackson (El señor de los anillos) en el polémico filme “Criaturas Celestiales”.

Pocos detalles trascendieron de aquella amistad de principio de los años cincuenta en una comunidad religiosa de Nueva Zelando, solo que las jóvenes poseían una gran imaginación que las llevo a ser imprescindibles la una de la otra. Hay quienes tratan de vislumbrar en el vínculo el comienzo de un adolescente lesbianismo. Lo cierto es que el temor por ser separadas llevo a las amigas a tramar el homicidio brutal de la madre de Pauline, acto por el cual terminaron internadas cinco años en una institución penitenciaria juvenil.

"¿Quién quiere que le estén recordando siempre el peor momento de su vida?", se pregunta, "¿Por qué? ¿Qué sentido tiene? Todos tenemos cosas que nos gustaría que nunca hubieran sucedido". Y concluye: "¿Es que una persona es tan sólo sus errores?", asegura Perry quien intenta dejar a tras el recuerdo de un pasado sombrío que la ha provisto de vivencias únicas que se entrelazan con los hilos de su innegable talento capturando al lector cual victima propiciatoria.

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