El triunfo de la voluntad
Con un total de raiting que duplicaba el original finalizo el miércoles Vidas Robadas, la ficción de prime time de Telefe, que abordaba la compleja temática de la trata de personas en el formato de la telenovela.
Sin perder de vista que la perspectiva máxima de la televisión es conseguir mayor audiencia para sumar auspicios y poder hacer crecer los productos, la apuesta inicial de Vidas Robadas fue un osado movimiento que combino la inteligencia con la oportunidad.
Los libros, compuestos de una dinámica continua y sostenida de tensión, sumados a la realización cuasi cinematográfica y la comprometida temática convirtieron a la novela en una alteración del género convencional y a la vez en un producto difícil de ser aceptado masivamente.
Durante varios meses la audiencia pareció no acompañar la dureza del contenido, que dejaba en un rol secundario la historia de amor. La gerencia del canal, tal vez por obstinación pero más seguramente para diferenciarse de la competencia, sostuvo Vidas Robadas, e incluso llego a extender los episodios convenidos.
La apuesta por un ideal, en este caso una convicción de diferenciarse del canibalismo mediático, y apostar a una historia social y policial que se lleva consigo cientos de vidas para sumirlas en la esclavitud y la prostitución, lleno de prestigio al canal y también lo corono con el raiting mas alto para un programa de ficción en lo que va del año.
Vidas Robadas contó con 131 capítulos y logró varios premios por la labor social de dar a conocer (en el ámbito de la ficción) el espantoso drama de la trata de personas y, por frívolo que parezca, revirtió las criticas mas especializadas y las mas interesadas con el esfuerzo de un trabajo bien escrito y bien realizado.
Por convicción y por que no por ambición Telefe Contenidos apoyó de plano la producción y con esta actitud definida desde la gerencia, los escritores y los actores se concentraron en llevar a término la novela. Poco importan las motivaciones puramente mercantiles cuando es necesario dar a conocer tan temibles realidades.
Es innecesario luego de Montecristo –y ahora Vidas Robadas- mencionar que las buenas historias son el motor fundamental de la ficción, y si ellas pueden colar en la rutina diaria de la tira, temas sociales que formen parte de la realidad, mejor aun.
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