jueves, febrero 16, 2017

Barrofio

“Deja de gritar que pareces Barrofio” sentenciaba mi abuela con tranquilidad cuando el barullo de los bramidos superaba su capacidad de resistencia. Con mi hermano crecimos escuchando y repitiendo aquella colorida metáfora sin saber muy bien a que refería. Vagamente sabíamos qué hacía mención a una anécdota de los años de joven de la abuela en Azul, provincia de Buenos Aires. Mucho tiempo después de visita en Azul, cuando ella ya no estaba, entre mate y mate le pregunte a su hermana que era aquella curiosa expresión que se repetía cunado algún grito sonaba demasiado. La tía se rio tanto al punto de soltar lágrimas de sus pequeños ojos y mientras calentaba más agua comenzó a narrar el desventurado origen de la metáfora. Barrofio fue el apellido de un paisano vecino por allá a mediados de los años cuarenta. Vaqueano y trabajador, el hombre pasaba demasiados días fura de su casa y tal vez aquella fue la razón o la excusa que su mujer encontró para dejarlo por un viajante de comercio. Apesadumbrado Barrofio no hayo sosiego con los amigos, ni en los corsos ni en las peñas. Solitario y vencido recurrió a los consejos poco científicos de una curandera afamada. La anciana de ojos rasgados escucho atentamente la pena de amor y con tranquilidad magistral receto un ritual infalible. El paisano debía tomar una soga de dos metros y armar un nudo cada veinte centímetros a los fines de lograr una suerte de decima de rosario gruesa y resistente. Cada mañana, lo más temprano posible y en ayunas. Barrofio debía bajar sus pantalones y pasar la soga anudada hacia adelante y hacia atrás diez veces por su zona genital. El dolor producto del ritual de recuperación del amor hizo gritar al paisano durante quince días hasta que llagado y afiebrado ingresó por una buena temporada en el hospital local. Pero el recuerdo del lamento desesperado perduro en la memoria de los vecinos y en particular de mi abuela que ante la presencia de los disturbios aturdidores lanzaba un “Pareces Barrofio” para describir el desmadre.

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