martes, diciembre 18, 2007

MUERTOS VIVOS


Hace tres años un auto interceptaba en una ruta de Colombia a la candidata del Partido Verde Oxigeno, Ingrid Betancourt y a su jefa de debate Clara Rojas. Seguramente mientras eran subidas a los vehículos de la guerrilla FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), ambas mujeres pensaron en sus familias y en el permiso que el ejercito colombiano les había hecho firmar horas antes, en donde las hacia responsables de su paso por territorios “peligrosos”.

En la misma situación que Ingrid hay al menos 600 personas, que no son el objeto de un chantaje económico sino político. No es posible desentramar un problema tan complejo como el que aqueja a Colombia, pero si es posible pedir humanitariamente por la liberación de los detenidos.

El caso de Ingrid es el emblema de una situación agobiante que viven los rehenes y sus familias (algunos desde hace ocho o nueve años), esperando que los gobiernos y los foros internacionales intercedan para lograr su libertad.

Entre las idas y vueltas de las negociaciones los rehenes continúan viviendo una existencia fantasmal en la selva: “Aquí vivimos muertos (…) Me sudan las manos y se me nubla la mente y termino haciendo las cosas dos veces más despacio que lo normal. Las marchas son un calvario porque mi equipo es muy pesado y no puedo con él (...)”.

Ingrid escribió esta última carta a su madre y fue publicada en el diario el país como contexto de una realidad que no ha hecho distinción de credos, partidos o nacionalidades.

*Para mas información www.betancourt.info

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