Vidas Robadas narra una historia dramática, con el formato de tira, en el marco de la telenovela pero con códigos propios. Las tramas que anudan el pasado y generan secretos entre los protagonistas se han ido resolviendo con naturalidad sin abusar de su permanencia.
Con poco más de veinte capítulos al aire los enigmas que traban las principales dinámicas de relación en la historia están resueltas tan solo quedan en pie la búsqueda de Juliana y la desarticulación de la red de prostitución que la tiene apresada. Todo hace prever que nuevos giros impulsen la narrativa hacia nuevos puntos de tensión.
La semana pasada se desmintieron rumores sobre el levantamiento de Vidas Robadas, tal vez inspirados en los números fríos del rating (solo proporcionados por una sola encuestadora) pero rebasar la temible batalla del “minuto a minuto” podría permitirnos entrar en una televisión industrial y productora.
La industrialización de la tv, no solo lograría promover el mercado de venta de formatos al exterior sino que abriría el campo de la ficción hacia otros géneros ampliando las propuestas y satisfaciendo a más público por franja horaria.
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