martes, agosto 15, 2006

GATO


Puede, a simple vista, parecer receloso, interesado y antipático pero no lo es.
Todas sus actitudes y cariños encierran algo de misterio y hacen que nuestro afecto se debata entre la protección y la desconfianza.
Toda él ó ella parece brindar solo aquello que no limite ó comprometa su libertad. Esta con nosotros por que quiere, no por que nos quiera. Aunque tal vez a su manera lo haga.
Sus ojos son esferas asombrosas y vivas; se cierran a la luz en forma diamantes oscuros y se abren como misteriosas lunas negras en la oscuridad. Si observamos su perfil, sus ojos se transforman en cristalinas pompas que parecen de jabón.
Sus bigotes, del ancho exacto de su cuerpo, son su extremidad mas sensitiva y como un equilibrista abesado, ellos son su manubrio de equilibrio en las finas cornisas y en los estrechos lugares. Tiene permanentemente una mueca graciosa, como si riera de todo.
Las orejas se yerguen firmes y expuestas, sin temor exhibe la cavidad interior del oído como si se tratase de un túnel que permitiese explorar su cerebro y así su mente y así sus sentimientos.
El cuello es fino y frágil y es el mayor se sus placeres recibir en el todo el afecto posible. Con el placer, con el cariño y con el agradecimiento, sobreviene el ronroneo. Una especie de sonido continuo y misterioso que se propaga en nuestros sentidos como un viento cálido.
Su lengua es rugosa, como la lija, y parece desconocer el dolor que ella nos provoca cuando lame nuestras manos con complacencia.
Su cuerpo, es al tacto, es una composición de sensaciones y contracciones que reflejan su amor ó su rechazo. La columna solo termina cundo nuestras caricias se detienen, casi siempre al final de la cola. Sus patas son cálidas y compasivas pero las garras que en ellas posee pueden provocar el mas insoportable de los ardores.
Su andar es siempre seductor y seguro como si fuese una musa o una aparición. Es silencioso y cautivante, puede recorrer con gracia y agilidad el rededor de miles de objetos sin moverlos. La torpeza es una característica ausente en su personalidad.
De su especie suele decirse que tiene siete vidas ó nueve, dependiendo de la leyenda. Que los que son negros traen mala suerte y son la reencarnación de las brujas. También es común escuchar que cuando se quedan inmóviles y contemplan el vacío imnotizados, observan en realidad el paso ausente, a nuestros ojos, de algún espíritu.
Son personajes milenarios sus figuras recorren el mundo desde las pirámides del lejano oriente hasta las paginas contemporáneas de miles de libros. Son irreverentes, sin que se les pida se unen a alguien solo por su afán tácito de odiar la soledad, aunque sean solitarios. El misterio y la personalidad recelosa los convirtieron en el objeto de adoración de miles de escritores, desde Chandler a Borges y desde Poe a Soriano.
Lo que nos atrae de ellos es la incógnita que rodea su vida. Es el de conservarse salvaje, inconquistable y altivo. No somos sus dueños solo compartimos juntos la jornada, que indefectiblemente, nos conducirá al final.

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