martes, marzo 11, 2008

REALIDAD SIMULADA II

El antecedente histórico: ¿Como Dios mande?


Las tres religiones madres; Judaísmo, Cristianismo e Islamismo, tiene en común no solo el postulado monoteísta sino también la idea de un Dios todo poderoso que “cuida” de sus hombres y procura un castigo para el quebranto de la ley. Desde ya que los preceptos de cada una de ellas son mucho más amplios pero estos emblemáticos ítems sirven para hacerse una pregunta acerca de la naturaleza del hombre y de su “libre albedrío”.

Si los hombres cristianos y judíos han elegido la sabiduría por sobre el paraíso, y todo los sucesos de su vida responden a un plan divino, ¿hasta qué punto el hombre es realmente libre de elegir?

Si el hombre que practica el Islam concibe que Alá ha escrito todo su porvenir, ¿Cómo le será posible elegir un camino distinto al divinamente señalado?.

La postura que se identifica con la voluntad divina se ha denominado “Determinismo” y aquella que se identifica con la voluntad humana se ha llamado “Libre Albedrío”. La vida del hombre en la antigüedad encontraba sosiego para sus penas en el Determinismo y paradójicamente a su vez solía culparse de malas elecciones que lo llevaban a malos desenlaces o castigos.

Algunos fragmentos del Antiguo y Nuevo Testamento y el Corán dan cuenta del Determinismo:

"El Señor asegura los pasos del hombre" (Salm 37, 23).

“Yahvéh: "Como la arcilla en mano del alfarero, así estáis vosotros en mi mano" (Jer 18, 6; Jue 14, 1-4; Rm 9, 21).

“A cada humano, le colgamos su destino a su cuello” (Corán 17/13).

Así mismo, “Los Libros Sagrados” de las religiones madres inscriben en sus paginas la paradoja del “libre albedrío”:

Yahvéh hizo al hombre en los orígenes y lo dejó a su propio albedrío; Cristo nos liberó para que vivamos en libertad" (Ecli 15, 14; II Cor 3, 17; Ga 2, 4; 5, 1,13; Sant 1, 25; 2, 12; I P 2, 16).

“Le entregaremos en el día de la resurrección un escrito que encontrará desplegado. Lee tu escrito. Basta contigo mismo en ese día para rendir cuentas de ti mismo” (Corán 17/14).

En el siglo XVIII también llamado de “Las Luces” en pleno apogeo del movimiento “Naturalista y Racionalista”, que atribuía a la naturaleza como el principio de todo, rechazaba “lo revelado” y explicaba todo a través de la razón.

Para el naturalismo es la naturaleza la única fuente y fundamento de la existencia, este pensamiento “racional” no concibe una intervención Divina, ya que “el ser” como materia es regido por las leyes naturales reduciendo al mínimo la intervención del orden sobrenatural.

Renee Descartes (1596 – 1650), uno de los padres del naturalismo y creador de la Teoría Hipotética (fundamental para el desarrollo científico), exploró al hombre y sus pensamientos en su obra “Los principios de Filosofía”.

Descartes, en esta obra, se aproxima a una interpretación de la realidad simulada. Según reflexiona, no le es posible al hombre fiarse de sus sentidos a la hora de percibir la realidad, ya que cuando soñamos concebimos el sueño como algo real; "Cuando reflexiono detenidamente sobre esto, no encuentro ni un solo criterio para distinguir la vigilia del sueño. [...] ¿Cómo puedes estar seguro de que tu vida entera no es un sueño?.

En el año 1900, el psicólogo alemán, Sigmund Freud, estudiaría la materia imperfecta de los sueños impregnada del inconsciente y las vivencias diarias para resolver traumas y enfermedades que condicionan el comportamiento humano. Este complejo estudio analiza dos aspectos del sueño: el manifiesto y el latente; construyéndose el primero como las imágenes mismas y el segundo la interpretación de un significado según la conducta y el medio que rodea y aqueja a un paciente.

Pero la visión de Descartes se arraiga en la sensación realista de los sueños, aquella que es imposible de deconstruir, quizás mas ligada con un pensamiento del antiguo Platón.


Platón (Plátwn = «el de anchas espaldas»), nace alrededor del año 428-427 A.C, y muere en el 347 A.C. Prodigio del estudio y proveniente de una familia aristocrática de la antigua Grecia, se dedica esencialmente al desarrollo de la dialéctica, el discurso, la discusión y la argumentación, el cosmos y las matemáticas, en síntesis, todas las artes destinadas a “formar” filósofos.

En el capitulo VII de “La República” de Platón se reflexiona acerca de la existencia de unos hombres que viven desde su nacimiento en una caverna subterránea, atados de tal forma que les es imposible mover la cabeza y viven condenados a observar las sombras de “cosas reales” proyectadas sobre una pared.

La fábula se adentra a especular que uno de los hombres es liberado y obligado a contemplar la realidad. “y no le dejaran hasta haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría a mal el ser arrastrado y, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?”[1].

Entre el sueño, el designio de Dios y el engaño, la conciencia de la realidad del hombre ha sido abordada a través de los tiempos. Pero quizás uno de los hechos más significativos del psicoanálisis moderno: Las crisis de pánico y las fobias.

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