El primer libro que leí de Pablo De Santis fue “Filosofía y Letras” y lo comencé sin demasiadas pretensiones, depuse de todo nada interesante podría pasarle aun bibliotecario que era el protagonista y su vida rutinaria daba ganas de escaparse por una ventana. Pero no. El personaje se ve envuelto en un laberinto de cuentos infinitos de un escritor muerto y todos aquellos que se suman a esa búsqueda tienen el mismo fin.
De Santis pareció paso a ser un autor de preferencia. No tanto por el estilo de la narración sino por la apotema que es premisa en todos sus libros. “El hombre común en circunstancias extraordinarias”, como solía decir Alfred Hitchcock. No debería llamarse premisa sino escalera o tobogán puesto que son un modo, casi aritmético, de colocar al lector en la piel del personaje.
Como un alquimista, De Santis, mezcla temas atractivos, de épocas dispares, los expone, los describe, los vuelve hasta encontrarles el dobles en donde depositar al protagonista para que se desempeñe como un ente viviente. Un golem de palabras.
Prolífico, escritor de historietas y cuentos para chicos, De Santis es un inquietante hacedor de ficción, que conjura entre el aburrimiento y la exuberancia de una trama, una historia atrapante al punto de no desear terminar la lectura sin tener otro de sus libros a mano.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario