jueves, septiembre 20, 2007

EL DIA DE LA MARMOTA

Sandra Sánchez, profesora de semiología del ISER, antes de un examen y, ante nuestras continuas preguntas, nos decía: “Ustedes a veces me hacen sentir como la película El día de la marmota, siempre tengo que repetir lo mismo”.

Y si de repetir se trata no es posible abstraerse de la televisión nacional que es un continuo repetir de programación. A veces con edición cómica, con alguna entrevista adosada, pero todo el día y la noche se vuelve a ver lo pasado con una completa falta de ideas a no ser algún tipo de opinión o chiste.

La televisión auto referencial, se analiza hasta el hartazgo a si misma como una sesión de terapia infinita que jamás encuentra la solución a los problemas que acosan al paciente. Al final de cuentas resulta casi imposible conocer una idea original de una editada para un informe.

Por las mañanas, los magazines de cada canal vuelven en el tiempo y reprisan la noche anterior. “Bailando…”, se emite de nuevo con ediciones. Primera repetición.

Si el escándalo, las rabietas o las caídas en “Patinando…” fueron muy “importantes”, también tendrán un espacio en el noticiero. Segunda repetición.

Claro, luego del mediodía, el tiempo volver a torcerse para meterse en el reality “El gran…” en donde paradójicamente las agujas del reloj se detienen puesto que lo que pasa no es significante para no decir que es un ejercicio de “la nada misma2.

Los programas de la tarde, magazines o de espectáculos, retoman el patinar o bailar formando la tercer repetición del día.

La noche ya se mezcla con la anterior y con las repeticiones de las repeticiones, entonces “Resumen de los medios”, “Bendita Tv, “Fuera de foco”, “Duro de domar”, “Zapping”, hacen lo mismo: Repetir. Como si la creatividad pasara por saber de memoria una caída, la canción del Koala o el último novio de Moria Casan.

A esta altura del día el televidente medio, con media neurona viva, espera con ansias una serie, un documental, un partido de fútbol o lo que sea para no verse a si mismo repetido en los comentarios que lance hacia la pantalla chica.

Sin ideas, pasan los días de repeticiones hasta que el fin de semana cinco horas de los Simpsons nos vuelven a remitir en el tiempo. Si bien la experiencia tiende a ser más agradable no deja de ser preocupante que no sea posible generar propios recursos para entretener.

El tiempo circular envuelve a los televidentes que despiertan una y otra vez, como en la película, el día de la marmota.

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