jueves, septiembre 13, 2007

EL TIEMPO DEFINE LA FORMA Y LA CIENCIA A LA VERDAD

El primer capitulo de EL HOMBRE QUE VOLVIO DE LA MUERTE, se emitió en 45 minutos rigurosos y sin cortes. Tratando de no recortar el clima creado por la confesión de Helmer Van Hess a su hermano Sacerdote.

Vertiginosamente se contó el éxito del protagonista y sus planes para casarse. Allí mismo en la fiesta de compromiso es apresado por la “policía”, uniformados de gris atemporales, que lo acusaron de intento de magnicidio.

Van Hess, enmascarado, con una voz y una respiración profunda, relata los pormenores de sus bases para la venganza en el excelente recurso de la confesión católica que suma la desesperación de su hermano por el horror de escucharlo hablar de matar.

Pero el tiempo mete la cola. Van Hess en su confesión recuerda cuatro años antes y ocho años antes. Cuatro años antes cuando fue encarcelado y muerto y cuatro años antes de ese hecho. Se complica la línea del relato con idas y venidas que no logran una conexión con el espectador.

Vale decir, que la velocidad del primer episodio ni siquiera logro mostrar eficazmente el amor entre los protagonistas ni el alcance o la especificidad de los experimentos de Mortensen.

La explicación del carácter de las investigaciones era un punto trascendental a explicar. Cuando se escribía ciencia ficción en los años cuarenta, no era necesario exponer con demasiada profundidad los alcances tecnológicos puesto que todo era experimental y posible.

La impresición técnica es imposible en la actualidad. Es necesario tener muy en claro que técnica científica se va a utilizar en una ficción, series como The X-Files, películas como Resident Evil o libros como El Codigo Da Vinci (y todos los publicados por Dan Brown) se toman mucho tiempo para exponer las técnicas usadas por los protagonistas y así marcar la verosimilitud del relato.

El tiempo condiciono la trama al punto de no ser posible, siquiera, ver en los títulos quien realizaba la dirección o la iluminación por la rapidez con la que corrieron al comienzo. No había necesidad, teniendo catorce episodios por delante, contar la primera muerte, que por apresurada no quedo impactante sino exagerada. Un cuchillo hundiéndose en el cuerpo del abogado que traicionó a Van Hess y su sangre manchando la mascara.

Así mismo, los avances de casi diez minutos al final no son un buen recurso a utilizar en un género como el suspenso o el terror. Le quita la espontaneidad y el impacto a lo que “esta por venir” y si a eso se le suma el adelanto de que el personaje de Nancy Duplaa se casara con el científico Mortensen, las comparaciones con Montecristo serán inevitables.

El terror y la ciencia ficción son considerados, a nivel literario y cinematográfico géneros menores, incomparables al drama o la comedia. Pero su realización exige una ambientación y un planteo puntual de la trama para generar el verosímil capaz de conmover e inquietar al público.

Quedan aun catorce episodios para ver el desarrollo de EL HOMBRE QUE VOLVIO DE LA MUERTE y saber, si al final la producción nacional actual ha de equipararse a las realizaciones creadas por Ibáñez Menta, treinta años atrás.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Solamente vi un bloque, una escenada donde El vengador mata a una de las primeras victimas de su venganza. La escena fua tan mal dirigida a interpretada que no causaba ni tensión ni suspenso. Es más no causaba nada de nada.